
Historia
Nuestra historia.
La parroquia San Sebastián Mártir, fue fundada en el año de 1969 por Monseñor Luís Chávez y Gonzáles.
Los orígenes de la parroquia se remontan a la colonia, ya que territorialmente pertenecía a la parroquia “La Asunción” de Mejicanos, que fue fundada en época colonial. Esta parroquia tenía un territorio muy basto, pues comprendía lo que hoy son los municipios de Mejicanos, Cuscatancingo y Ayutuxtepeque.
Ancianos, de edad avanzada, nacidos en Ayutuxtepeque, contaban con la imagen de San Sebastián, que fue encontrada en el tronco de un árbol de ceiba, en el norte del rio o fuente de agua ubicado en la vereda el bosque, donde actualmente es la colonia el Carmen.
En los años de 1800 en centro de Ayutuxtepeque era un terreno rústico que los indios denominaban “La Plaza”. En ese lugar solo había una casa improvisada que ellos llamaban “La cofradía”. Le llamaban cofradía, porque en esa casa se reunían los cófrades. Cófrades eran las personas encargadas de organizar las actividades de la villa.
Según cuenta una leyenda, quienes encontraron la imagen de San Sebastián fueron unas señoras que pertenecían a la mencionada cofradía, en el tronco de una ceiba antigua. Ellas practicaban un rito que consistía en darse de azotes para expiar los pecados. Esta costumbre había sido adquirida por la formación en la fe que habían recibido de los españoles.
En cierta ocasión estas señoras, mientras se dirigían a realizar su rito de azotarse, se encontraron con la imagen de San Sebastián en la base del tronco de la ceiba, muy contentas la trasladaron a la casa de la cofradía y la colocaron en un pequeño altar, mientras, se dedicaron a contar lo que había sucedido. Al día siguiente cuando llegaron a la Cofradía, la imagen ya no estaba, había desaparecido.
Las señoras, entristecidas, decidieron ir a buscar la imagen donde la habían encontrado y la llevaron de nuevo a la Cofradía, donde le suplicaron que ya no se fuera, que iban a rezar para que se le construyera una ermita en ese lugar.
Y así fue, se hizo la ermita y comenzó a ser venerada por los pobladores de Aytuxtepeque y atendida por el párroco de Mejicanos.
Durante muchos años, la ermita fue abandonada, ya que los párrocos no la atendían por lo basto del territorio parroquial.
Se dice que, hacia finales de los años 60, un grupo de fieles devotos se dedicaban al mantenimiento de la ermita, para que no se perdiera la tradición de venerar la imagen de San Sebastián.
En una ocasión, se organizó, para el 20 de enero, una fiesta en honor a San Sebastián, y solicitaron al párroco de Mejicanos que les presidiera la celebración, pero este no asistió. Entonces, estos, un poco indignados por lo sucedido, sintieron que era tiempo que San Sebastián Mártir, fuera parroquia, y se les ocurrió pedir un sacerdote propio para la ermita.
Eran personas muy piadosas que se dedicaban a realizar toda clase de actividades para mantener los altares de la ermita. En su afán de que la pequeña ermita fuera nombrada parroquia, escribieron al arzobispo, Monseñor Luis Chávez y Gonzáles, solicitando un sacerdote para Ayutuxtepeque.
Tuvieron que pasar dos años para que su petición fuera escuchada. En una oportunidad, estando reunidos los hermanos que cuidaban la ermita, se presentó, el que, en aquel entonces era el P. Oscar Arnulfo Romero, quien preguntó a estos hermanos quienes eran ellos. Ellos pensaban que era él sacerdote que les habían enviado de la curia, pero el P. Romero, lo que les dijo era que no podían mandar ningún sacerdote, pues este necesitaba un convento donde pudiera vivir.
Movidos por el entusiasmo, estos hermanos se propusieron buscar un hogar para el sacerdote; una vecina piadosa ofreció, en su casa, una habitación, sencilla, pero con lo necesario para una sola persona. Pero, aun así, no era suficiente, había que construir el convento parroquial.
Es así como en 1967 es asignado para atender la ermita al P. Samuel Orellana, quien, junto a un comité nombrado por él, se inicia las actividades para recaudar dinero para la construcción de dicha casa conventual. Ya en 1969, son nombrados los Padres Benedictinos, para atender la nueva Parroquia San Sebastián Mártir, siendo su primer párroco el P. Joseph Johnson.
En lo sucesivo, siguieron viniendo párrocos que fueron dando forma a la parroquia naciente, entre ellos se mencionan a: P. Francis Louis George (1979 – 1985); P. Héctor Figueroa (1986); P. P. Antonio Navarrete (1987 – 1992), a este último se debe la organización de la parroquia en sectores y en pequeñas comunidades organizadas con el Sistema Integral de Nueva Evangelización, SINE; P. Jorge Edmundo Salinas (1993 - +2002), a él debemos la construcción del templo parroquial; P. Samuel Lara Deras. Y actualmente el P. José Antonio Guerrero Luna. Cabe destacar que, de esta parroquia, a la llegada del P. José Antonio Guerrero Luna, se desprende una nueva parroquia que es la Parroquia Santísima Trinidad; que actualmente es atendida por el P. András Guevara.